Nuestra manera de percibir el espacio es en relación a experiencias ya vividas. Ante volúmenes simples, de la mezcla varios puntos de vista podemos reconstruir fácilmente el volumen tridimensional. Pero si, por el contrario, sólo podemos tener un punto de vista la perspectiva nos puede inducir fácilmente a engaño.
Imagen de Wikicommons (CC Public Domain) |
En la Ames Room las paredes no forman angulos rectos como podemos ver en la imagen, y además el suelo y el techo no son horizontales. Lo que ocurre es que fugan hacia el mismo sitio que deberían fugar si lo fueran y nuestro cerebro, costumbrado a habitaciones paralepípedas la asocia enseguida a una de ellas. El engaño funciona mientras el punto de vista se mantenga fijo, como podemos ver en el diagrama.
El efecto producido es que las personas que caminan por su interior crecen. No obstante, como podemos comprobar en el video, todo debe estar en sintonía. Los seres humanos tenemos una gran experiencia extrayendo información de perspectivas cónicas y rápidamente analizamos el suelo, las ventanas e incluso los relojes que aparecen comprobando que todas las lineas de fuga estén correctas. Lo que ocurre es que para cada proyección, no hay un único elemento proyectado.